Por el promotor de lectura Adrián Guerra Pensado
Ese niño ardiendo
Ese niño que lentísimo corre ardiendo
en busca de la gota de vida que le niegan,
la bocanada de aire que lo inflama; el pecho
imposible de su madre y que tropieza y cae
y que ya muerto sigue ardiendo,
arrastrándose inmóvil.
No hay palabras, las palabras tendrían que
ser carne, huesos, ojos,
y arder y arrastrarse por la tierra.
Tendríamos que arder con las palabras
quemadas como él,
y aún así, no sabríamos qué decirle.
Cintio Vitier (Cayo Hueso, Florida, 25 de septiembre de 1921 – La Habana, 1 de octubre de 1959), quien ha sido considerado la gran figura de la crítica erudita cubana y dueño de una poesía de las más complejas de las letras hispanas, dedicó este poema a los niños de Vietnam.
LIBRURAS lo rescata al presente para que los lectores no se aparten de la realidad en Palestina.