Por el promotor de lectura Adrián Guerra Pensado

Mirta Aguirre Carreras nació en la Ciudad de la Habana, el 18 de octubre de 1912 y falleció en la propia ciudad el 8 de agosto de 1980. Doctora en Derecho Civil. Periodista destacada, literata y poetisa de intensa vida política, profesora notable e inolvidable para todos aquellos que tuvimos el privilegio de ser sus alumnos. Se graduó de Derecho Civil en la Universidad de La Habana, en 1941. Aunque realizó estudios de literatura, música y filosofía, su formación literaria fue mayormente autodidacta.

Fue una célebre poetisa. En 1946 ganó el importante premio nacional “Justo de Lara” en periodismo. En 1947 obtuvo el  premio en los Juegos Florales Iberoamericanos con su obra Influencia de la Mujer en Iberoamérica. En 1948 alcanzó premio su libro: Un hombre a través de su obra: Miguel de Cervantes Saavedra, convocado por el Lyceum Tennis Club. Varios lustros después alcanzó otro importante premio. Exactamente en 1974 ganó en el concurso que sobre SOR Juana Inés de la Cruz convocara la Secretaría de Obras Públicas de México con su libro Del encausto a la sangre: Sor Juana Inés de la Cruz.

Realizó igualmente durante su vida una intensa y fructífera actividad como intelectual revolucionaria. Cuando contaba 18 años, tras la muerte del dirigente estudiantil universitario Rafael Trejo, asesinado en 1930, ella se unió a los grupos de acción del Directorio Estudiantil del Instituto de La Habana. Dos años después ingresó en el Partido Comunista y fue la primera mujer intelectual en militar en Cuba en las filas de esta organización. Posteriormente fue una de los miembros fundadores de la Sociedad Cultural Nuestro Tiempo.

Mirta Aguirre asistió además a distintos eventos culturales y políticos efectuados en diferentes partes del mundo, entre ellos a congresos por la paz y la soberanía de los pueblos. Ella después de 1959 ejerció el magisterio. Formó a varias generaciones de profesionales de las letras y las artes. También investigó profundamente la obra de José Martí. Por su labor en sentido general, en Cuba se le otorgaron distintas condecoraciones y reconocimientos.

Desde 1962 ejerció como Profesora en la Escuela de Letras y Arte de la Universidad de La Habana y fue Directora de su Departamento de Lengua y Literatura Hispánica. Colaboró también en los Cuadernos H de la Facultad de Humanidades.

Desde 1974 fue Miembro de los Consejos Científicos de la Facultad de Humanidades y de la Universidad de La Habana. En el Primer Congreso Nacional de Educación y Cultura, celebrado en 1971, resultó seleccionada entre los 16 educadores más destacados del país. Recibió también la Distinción “Héroes del Moncada” y la Medalla “250 Aniversario” de la Universidad de La Habana, atendiendo a su labor docente y literaria. Al morir estaba propuesta para recibir el título de Doctora en Ciencias Filológicas.
Vivirá por siempre en el recuerdo de todos los que fuimos sus alumnos.

Un solo libro para los lectores más jóvenes publicó esta figura relevante de las letras cubanas, y no necesitó otro para situarse de manera permanente en la primera fila de los cultores cubanos del género. Juegos y otros poemas es sencillamente un clásico.

A continuación puedes ver las cubiertas de dos ediciones del libro antes mencionado. Las puedes encontrar en la Biblioteca Pública Provincial Rubén Martínez Villena, en Obispo 59 frente a la Plaza de Armas, Habana Vieja.

En Sala Infantil

Juegos y otros poemas. libro antológico dentro de los escritos para los niños en Cuba. Es una síntesis de ritmo, encantamiento, música, ensueños y bellas imágenes; posee varios poemas llenos de patriotismo y otros con abundante lirismo.

En Sala Juvenil

Si eres un adolescente o joven que no te has sentido atraído por el género Poesía, lánzate a leer La voz en llamas, sentirás que agudiza tu inteligencia, fortalece tu espíritu, apoyará tu desempeño como estudiante y te mostrará dónde están el valor y el “amor en llamas”.
Queda por ti.

Daniel Defoe escribió una de las novelas más importantes de la literatura inglesa y universal de todos los tiempos:
Robinson Crusoe

Daniel Defoe es otro de esos escritores ingleses de vida fascinante. Nació en 1660 y contó con una educación inestable, probó a ganarse la vida con pequeñas actividades comerciales sin éxito, estuvo condenado a exposición en la picota en plena calle por un panfleto político, se pasó de un bando a otro, actuando como espía y con varias traiciones a sus espaldas… No será hasta 1719 cuando publique Robinson Crusoe, que le reportaría fama casi inmediata.

El éxito de la novela fue tal que es considerada la novela inglesa más popular de todos los tiempos. A finales del siglo XIX ningún otro libro en la historia de la literatura occidental tenía más ediciones, traducciones e imitaciones que Robinson Crusoe, con más de 700 reimpresiones, traducciones e imitaciones.

Esta  historia de aventuras tuvo como inspiración 2 testimonios de hechos diferentes y reales ocurridos a los náufragos: Pedro Serrano (quien naufragó y sobrevivió entre 1526 y 1534 en un pequeño atolón caribeño que hasta hoy lleva por nombre Banco Serrana) y Alexander Selkirk ( náufrago rescatado en 1709 tras 4 años en una isla desierta del archipiélago Juan Fernández (Chile) que hoy se llama “Isla de Robinson Crusoe.”

A partir de ambos testimonios, Defoe construiría, con una trama sencilla y auténtica, este clásico de la novela de aventuras, también un símbolo del colonialismo y del hombre como ser inteligente capaz de sobrevivir a la adversidad, a la soledad;  enfrentando  a la naturaleza, mostrando valor y generosidad. ​

Luego de ser el único sobreviviente en un naufragio, Robinson llega a una isla en la que parece ser el único habitante.

Como medio para sobrevivir, toma todas aquellas armas y provisiones del barco que necesita, a la espera de ser rescatado. Cuando por fin empieza a adaptarse a la soledad y luego de construirse un espacio propio, descubre que no está solo en ella, ya que una tribu de caníbales  visita la isla frecuentemente para los rituales religiosos  y sacrificios de prisioneros que van a ser devorados en sus festines. Crusoe inmediatamente considera a los indígenas como enemigos, y ayuda a escapar a uno de sus prisioneros que estaba a punto de ser ejecutado. Como se han conocido un día viernes, Crusoe le llama “Viernes” y forjan una sincera camaradería, a pesar de que no coinciden ni en el idioma ni en la cultura. Juntos deciden ayudar a los demás prisioneros capturados por los indígenas, uno de los cuales es un náufrago español.

Quienes han leído esta excelente novela de aventuras, por lo general vuelven a leerla otra vez. Nuestro inolvidable Eusebio Leal confesó haberla disfrutado varias veces en su juventud.