Por el promotor de lectura Adrián Guerra Pensado
FRASE
“La vida en sí es el más maravilloso cuento de hadas”
Hans Christian Andersen
EFEMÉRIDES LITERARIAS DE ABRIL (Nacimientos)
7 de 1812 nace Charles Dickens
1 de 1955 nace Esther Suárez Durán
2 de 1805 nace Hans Christian Andersen
3 de 1883 nace Washington Irving
7 de 1889 nace Gabriela Mistral -premio Nobel en 1945.
11 de 1958 nace Enrique Pérez Díaz
21 de 1816 nace Charlotte Brontë
23 de 1564 nace William Shakespeare
29 de 1915 nace Haydée Arteaga
NOTICIAS
Aniversario 14 de la Galería de autores para niños
“Eduardo Muñoz Bachs”
El 8 de abril de 2006 un viejo anhelo de los autores para niños y jóvenes: contar con un espacio que reconoce y dignifica a los creadores, se hizo realidad gracias a la aprobación del “proyecto-sueño” –como lo calificara Enrique Pérez Díaz, presidente por entonces de la Sección de la LIJ cubana–, de Adrián Guerra Pensado, responsable de la antigua Sección de Bibliotecarios para Niños de ASCUBI, la buena acogida por la dirección de la Biblioteca Pública Provincial “Rubén Martínez Villena” y el decisivo apoyo del doctor Eusebio Leal Spengler, director de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.
Inaugurada por el inolvidable premio nacional de edición Esteban Llorach Ramos, fallecido el pasado año, la galería ocupa parte del amplio lobby de la primera planta de la biblioteca, en Obispo 59, y es una muestra permanente de retratos de aquellos creadores que han recibido los premios Magistral o Especial “La Rosa Blanca” que otorga la Sección de Literatura para Niños y Jóvenes de la UNEAC, que también sumó su apoyo entusiasta al desarrollo de esta idea. Esta galería, señaló Llorach, “beneficia la cultura y la identidad nacionales, congratula a los autores y dota a los promotores y animadores culturales de un espacio ideal para reunirse con los niños a recordar, homenajear y alentar la lectura, dicho sea de paso: de la mejor calidad”.
Anuncian ganadora coreana del Premio Memorial Astrid Lindgren 2020
La escritora e ilustradora surcoreana Baek Heena ha ganado el Premio Memorial Astrid Lindgren 2020. Baek es la primera escritora surcoreana en recibir el premio, establecido por el Gobierno sueco desde 2002 para honrar a la autora de literatura infantil sueca Astrid Lindgren, autora de “Pippi Mediaslargas” (1945).
El ganador anual obtiene un premio de 500.000 dólares. Este año, 240 escritores de 67 países compitieron por el premio.
Baek, una de las artistas de libros ilustrados más prestigiosas en Corea del Sur, ha publicado, hasta ahora, 13 libros, incluido el más vendido “Pan de Nube” (2004).
La ceremonia de entrega del galardón del Premio Memorial Astrid Lindgren de este año estaba prevista para el 1 de junio, en Estocolmo, pero ha sido pospuesta indefinidamente debido a la pandemia del nuevo coronavirus.
IBBY acaba de anunciar la lista de finalistas que optan por el Premio Hans Christian Andersen 2020, el galardón de más prestigio internacional dentro del ámbito de la literatura infantil.
Entre la lista de nominados se encuentran 34 autores y 36 ilustradores.
Los criterios utilizados para evaluar estas nominaciones incluyeron la calidad estética y literaria, así como la frescura y la innovación; la capacidad de involucrar a los niños y ampliar su curiosidad e imaginación creativa; la diversidad de expresiones estéticas y la continua relevancia de las obras para niños y jóvenes. El premio se concede a toda una trayectoria, no a una obra en concreto.
Los dos ganadores serían anunciados en una rueda de prensa que tendría lugar el lunes 30 de marzo de 2020 en la Feria Internacional del Libro Infantil de Bolonia, pero tendremos que vencer antes al Covid 19. Más tarde, en el mes de septiembre, tal vez sabremos los nombres del escritor y el ilustrador elegidos y tendrá lugar la entrega de las medallas y diplomas en el marco del 37º congreso de IBBY que se celebrará en Moscú.
Desde 1967, el 2 de abril, coincidiendo con la fecha del nacimiento del escritor danés Hans Christian Andersen, el IBBY promueve la celebración del Día Internacional del Libro Infantil con el fin de promocionar los buenos libros infantiles y juveniles y la lectura entre los más jóvenes.
Cada año, desde 2005, ha partido desde la Biblioteca Pública Provincial Rubén Martínez Villena, una caravana de escolares de Habana Vieja acompañada de importantes autores de la literatura infantil y juvenil cubana con el propósito de llevar una hermosa corona de flores hasta el busto de “El Príncipe de los Cuentos”, situado en el bello y muy cercano Parque Ecológico. También allí, un autor seleccionado por la Sección de Escritores de la LIJ lee un mensaje de su autoría en saludo al nacimiento de Andersen. Este año, por razones obvias, no ha sido posible cumplir con la cita, pero a continuación les ofrecemos el texto elaborado a propósito por el multipremiado escritor villaclareño Luís Cabrera Delgado.
Santa Clara, 2 de abril de 2020
Alteza Hans Cristian Andersen
Príncipe de los Cuentos
Mi muy querido escritor:
Quiero agradecerle a la Sección de Literatura Infantil de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba la oportunidad de dirigirme a usted en su doscientos quince cumpleaños con el objetivo de que sean mis palabras las que, en esta ocasión, le transmitan la felicitación de todos los autores cubanos que escribimos para niños y jóvenes por su onomástico.
Cumplida esta encomiable misión, no quiero desaprovechar la oportunidad para ofrecerle mis disculpas y pedirle perdón; alego en mi defensa la inocencia que tenía cuando siendo niño, sin saber -ni mucho menos interesarme- en quién era usted, me aproveché de sus historias para recrear mi tiempo y alimentar mi imaginación y fantasía. Debo confesarle que a mis manos no llegaron los libros que pudieran contener los propios cuentos escritos por su pluma, sino las versiones que aparecían en lo que en esa época llamábamos “muñequitos”, donde en cuadros ilustrados con algunos textos se mostraba el accionar de diferentes personajes.
Yo vivía en Jarahueca, un pequeño pueblito de Cuba y siempre que mi padre, en actividades de negocios viajaba a la capital de la provincia, lo esperaba ansioso, pues sabía que me traería alguna de estas revistas; ellas contenían las peripecias de protagonistas tales como Superman, Tarzán, el Pato Donald o La pequeña Lulú;y no digo que lo que les ocurría a estos personajes no fueran situaciones entretenidas, pero a la larga siempre la trama seguía más o menos por el mismo camino: atrapar a los ladrones, atacar a los cazadores de animales de la selva, hacerle travesuras al tío Rico Mac Pato o a los chicos malvados del oeste, enemigos matones de Tobi. Había, sin embargo, una colección de tales magazines que se llamaba Cuentos Clásicos, en la que siempre las historias y los personajes eran diferentes, por lo que me llevaban a otros espacios y provocaban las más disímiles emociones.
Recuerdo con mucho agrado, por lo ocurrente, la historia de una princesa a la que le molestaba un guisante metido en su cama debajo de veinte colchones y veinte edredones de plumas. Y si este cuento siempre me dio gracia, otro me entristecía cada vez que lo leía: el del pobre patico que afanoso buscaba una mamá, y que, por feo y diferente, todos rechazaban; al final, aunque el ave -convertido en un hermoso cisne-fue feliz solo por ser bonito, yo no conseguía alegrarme,ni creo que tampoco él lo lograra plenamente, pues en definitiva se crió huérfano y sin amigos.La vendedora de cerillas me hacía llorar. La sirenita, como en esa época todavía no me había enamorado, no me gustaba, pues no entendía el sacrificio de la muchacha por el amor de un príncipe bonitillo; no así El soldadito de plomo, que aunque también es una historia de amor y termina triste, era mi preferido.
No fue hasta muchos años después que supe que esas y otras muchas historias, inspiradas en situaciones reales de la propia vida del autor, habían sido escritas por un escritor danés llamado Hans Cristian Andersen, al que finalmente y sin importar que su mamá hubiera sido limosnera, que su padre fuera un loco y pobre zapatero, que la huerta de su casa fuera una simple caja de madera donde la madre tenía sembrado perejil y cebollas, y que a él mismo no lo aceptaran como actor por lo flaco y feo que era, el mundo lo haya nombrado el Príncipe de los Cuentos, ya que su obra ha sido traducida a más de 80 idiomas, se adapta constantemente a otras manifestaciones artísticas como el teatro, el ballet, el cine, el diseño, la escultura y la pintura, además de formatos que emplean las nuevas tecnologías, como los juegos de computación.
Quiero si me lo permite, mi estimado escritor, pedirle un favor. Sé que entre los muchos reconocimientos que usted ha recibido, como el de Ciudadano Ilustre de su ciudad natal o el título honorífico de Consejero de Estado otorgado por el rey de Dinamarca en 1866, hay otro acontecimiento en su honor al que deseo referirme.
El 2 de mayo de 1976 el astrónomo Nikolái Stepánovich Chernyj desde el Observatorio Astrofísico de Crimea, en Naúchni, descubrió un cuerpo celeste en el cinturón de asteroides que se encuentra entre las órbitas de Marte y Júpiter, al que no le puso su propio nombre, como correspondería, sino que decidió bautizarlo con el apellido suyo. Así entonces, el asteroide número 2476 de dicho cinturón es conocido por el mundo científico como el Andersen.
El 4 de febrero del pasado año, en el extremo occidental de nuestra isla cayó un meteorito que al explotar en la atmósfera dejó caer, específicamente en la zona de Viñales, numerosos fragmentos del mismo. Me gustaría, y ese es el favor que le quiero solicitar, que se repita el acontecimiento, pero que sea su asteroide en que caiga sobre nuestro país y derrame decenas, cientos, miles y millones de libros con sus cuentos para que los niños cubanos los lean y los disfruten, como lo hice yo cuando era pequeño y lo sigo haciendo hoy en día.
Espero que me complazca y le ofrezco anticipadamente mi agradecimiento. Por último, y a manera de despedida, reciba un fuerte abrazo de,
Luis Cabrera Delgado.
PD: No deje de poner su nombre en los libros que caerán para que los niños sepan que fue usted quien los escribió y no les ocurra como a mí, cuando vivía en Jarahueca.
