Gulprich, abril, 1932.
…Por eso, el placer de estar aquí amargado por una especie de interior tortura (parecida al reconocimiento), y se sufre algo como una angustia inexplicable, que es el dolor de gozar lo que no gozan todos; el dolor de estar en el paraíso viendo a los hombres debatirse en el infierno. Y entonces uno piensa: hay que ir allí; hay que bajar al infierno y luchar con ellos para transformar en victoria ese martirio.
Tú confirmas ahora —en tu última carta— una opinión que recuerdo haberte dado respecto a mis cartas, que yo consideraba algo literaturizadas. Yo no sé si lo que escribo es literatura o no: es verdad. Y cuando te escribo lo hago espontánea y fluentemente; si sale algo parecido a literatura, no es mi culpa: es el hábito mecánico de expresarme así. Yo envidio la frescura limpia de tu estilo.
Aquí me das noticias del movimiento sindical. (Ya recibí tus informes —cartas— sobre el Partido y hoy me llegaron también Social y La Semana adjuntas, que aún no he leído.) Las noticias de las huelgas son bastantes malas.
Pero, en fin, el fracaso de los sombrereros y textiles es algo que venimos arrastrando, como consecuencia de errores, desde hace un año.
En la huelga de sombrereros no supimos maniobrar a tiempo y desde el principio tuvo errores. En cuanto a la huelga de la Robrand, recuerdo que en mi carta al ce. cuando salí de Cuba, les daba mi opinión de que era una huelga absurda. ¡D.O.I.!58 Esta organización nueva es algo serio ya. Y será mucho más. Sobre todo porque los obreros ven en ella al Partido. Esa es mi opinión. Yo reúno mis recuerdos y experiencias, sobre todo de mi último tiempo en Cuba, y veo ahora como entonces, que la clase obrera está sedienta de palabras políticas: necesita y quiere un Partido; sólo que esta voluntad todavía no es clara, pero busca aquí y allí formas concretas de expresión. Yo veo bien cuáles son allí los terribles obstáculos, casi imposibilidades, de ampliar la organización. Ahora el cambio del pelele Machado por otro títere del imperialismo sería una oportunidad, un suceso muy favorable: primero porque, momentáneamente, habría una oportunidad de romper el círculo de hierro de la represión, después, porque el proceder del nuevo gobierno sería una magnífica lección pa el pueblo, que vería que Mendieta es también «Machado». Me das noticias de algunos compañeros. ¡Pilar, un renegado! Es una lástima, porque ya era casi un símbolo. Él, es verdad, siempre tuvo a su lado a alguien nuestro que lo orientara, cuya opinión él respetaba y seguía. Yo creo que ha fallado por falta de auxilio político: él no está muy desarrollado y los últimos tiempos en Cuba han trastornado otras cabezas más firmes.
¡El grupo P.U.59 destruido! Era la mejor falange sindical en Cuba…!
¿Y quién será el estudiante ingrato de que me hablas sin decir nombre?
¿Cotoño, o Soler, o quién? Y ¿qué es de Gerardo Paz? Y qué es de Cecilio, de quien se dijo que lo habían desaparecido a Puerto Rico y después que estaba en La Habana?
Hoy leo en Moscow News del 6 de marzo que en Cuba la policía asaltó a tiros el local de la Confederación y que hubo cuarenta obreros heridos y diez policías y que sesenta y cinco obreros han sido detenidos. ¿Será verdad todo? ¡Qué horrible distancia!
¿Cómo ha transcurrido el 20 de marzo? ¿Cómo estarás tú? No saber nada, hasta después de un mes o más de ocurridos los sucesos. ¡Oh! Dile al Chico que a la fuerza he aprendido aquí lo que es paciencia.
Aquí ahora mis saludos para todos. Y mil besos para ti, mi compañerita de seda y acero.
Tu
RUBÉN.