Gulprich, 20 de mayo de 1931.
Cheluska amada:
Hoy es el día de mi partida. Después de almuerzo, a las dos, saldré para Sujum, donde tomaré un vapor hasta Sochi y allí el tren para Moscú. Voy hasta la mitad del camino con un compañero miembro del Konsomol, que en el último mes ha hecho amistad conmigo. Ayer me reconocieron aquí dos médicos y antes de ayer estuve en el gabinete de fluoroscopía. Según los médicos y la fluoroscopía he hecho grandes progresos, pues la caverna que se me abrió en el pulmón era muy grande cuando llegué aquí y ahora se ha reducido a menos de la mitad de su tamaño. Mi estado general es bastante bueno, la temperatura normal, y últimamente he vuelto a recuperar mi sueño —cuya tranquilidad perdí durante mucho tiempo—, así como un kilo de los dos que disminuí cuando tuve la pleuritis. Los médicos me recomiendan ahora el neumotorax, ya que saben que ahora es probable que permanezca en Moscú dos o tres años y uno de ellos me dijo que si continuaba un tratamiento podría curarme por completo en un año o año y medio. Veré cómo compagino todas estas cosas. Ahora, por supuesto, el trabajo que tendré no será para mí agotador como el que tenía en Cuba y creo que puedo reposar lo bastante para continuar mejorando. Además, en Moscú comenzaré un tratamiento de Colero como tú me recomiendas.
Cheluska, y tú, ¿cómo estás? ¿Te sentirás ya mejor, niñita querida? ¿Estarás sufriendo muchos cosas físicas y morales, aparte del sufrimiento que te ocasiona tu cariño por mí? ¿Sigues indecisa sobre lo que habrás de hacer? i Cuan lejos estamos, Chele! Una inmensidad de millas nos separa ahora a nosotros, que estábamos siempre tan juntos.
Pero yo te siento cerca en tus cartas y en mi recuerdo.
Me enteré de la muerte de un tranviario el Primero de Mayo. Aquí he recibido una de J.O. desde Moscú y una de Gumersindo desde España.
Antes de ayer recibí una de papá de 26 de abril, que me comunica la libertad de los presos políticos» (no sé si estarán entre ellos los obreros). Bien, Chela: hasta la próxima, que será desde Moscú.
Tengo que arreglar las últimas cosas del viaje.
Bien, besos, besos, besos de tu
RUBÉN