Nueva York, 30 de julio de 1930
Hermana Judith, hermano Pepe:
Con un fárrago de cosas arriba con motivo de mi viaje, hago una rendijita de tiempo con tantas ocupaciones, líos, ultimando asuntos aquí y otras cartas urgentes de otra índole, para ponerles estas cuatro líneas en que van mis besos para la Chona y un abrazo apretado para Tallet.
A pesar de todo, espero que volveré a verlos, y también al chiquitín que ya no reconocerá a Llellén. Desde la tierra «nuestra» les volveré a escribir.
RUBÉN