Toma, toma mi lira; quiero darte,
como recuerdo de mi fe pasada,
esta lira infeliz que fue mi espada
y que fue mi broquel y mi estandarte.
Postuma ofrenda de mi inútil arte,
la dejo ante tus pies abandonada,
aunque a golpes tu planta idolatrada
con ofendida majestad la aparte.
Mas cada golpe de tu pie furioso
le arrancará un sonido melodioso,
y a tan rudos tormentos y martirios
acaso corresponda de memoria,
con una endecha en que cifré su gloria…
y en la que digo que tus pies son lirios.
Rubén Martinez Villena
Hexaedro rosa (1919)