Por: Cristóbal de La Habana
En: Social (mayo 1931)
Muy escasas son las noticias que han llegado hasta nosotros de los primeros años de la historia colonial de La Habana.
De las dos fuentes de investigación de que podemos echar mano -el Archivo General de Indias de Sevilla y las Actas del Cabildo habanero,- nada encontramos en estas últimas hasta el 30 de julio de 1550 en que comienzan los libros existentes, pues los anteriores a esa fecha se perdieron cuando el incendio de la población por el pirata francés Jacques de Sores, en 1555. En el Archivo de Indias, según recientes investigaciones de Irene A. Wright, no son muy abundantes los documentos allí existentes que tengan fecha anterior al año 1550. Declara dicha historiadora que no ha encontrado documento alguno relativo a las expediciones de Narváez en 1513-1514 ni tampoco referente a la fundación de La Habana ni traslación a la costa septentrional.
Descubierta la Isla en 1492, Colón exploró entonces parte pequeña de su costa Norte, y dos años más tarde, en 1494, la costa Sur, hasta más allá, por el Oeste, de la Isla de Pinos.
A fines de 1510 o principios de 1511, Diego Velázquez, atraído por las noticias de marinos náufragos sobre la riqueza de la Isla, trató de explorarla, partiendo al efecto con una expedición de Salvatierra de la Sabana.
En 1573, Pánfilo de Narváez, Fray Bartolomé de las Casas y un grupo de españoles, emprendieron la conquista de Cuba desde la parte occidental, llegando hasta Cienfuegos, donde se reunieron con Velázquez y dirigiéndose después a la costa Sur, fundando una población que más tarde sería La Habana, Da Miss Wright como fecha posible de la fundación de La Habana, la de 25 de julio de 1514, basándose en una comunicación del gobernador y oficiales reales dirigida al rey desde Santiago de Cuba en 1o de agosto de 1515. Con este documento a la vista realiza la historiadora la siguiente razonable especulación para fijar la fecha:
“Parece fijar la fecha de la fundación de Cuba en 25 de julio de 1515. Afirma que en 1o de agosto de 1515 había siete iglesias en la Isla; se sabe que una era la de la Asunción de Baracoa, y otra la de Bayamo, y es lógico suponer que las demás fueran las de la Trinidad, Sancti Spiritus, Puerto Príncipe y La Habana, respectivamente. La séptima y última estaría probablemente en la séptima y última población establecida, que era Santiago de Cuba. La Habana debió haber sido fundada, con su iglesia, entre enero de 1513 y 1o de agosto de 1515. En vista del nombre que lleva es lógico suponer que fué fundada en el día de San Cristóbal, que es el 25 de julio, y necesariamente el año 1514, porque dada la distancia que media entre La Habana y Santiago de Cuba, si hubiera sido del año 1515, no era posible informar al Gobernador y oficiales que allí estaban en el breve período de tiempo entre 25 de julio y el 1o de agosto“.
Necesidades de la navegación hicieron que La Habana se fundara en la costa Sur de manera que su puerco sirviera de refugio a los barcos náufragos que regresaban del Istmo de Darién y de base de operaciones y aprovisionamiento a los navíos que iban en busca de oro. Pero lo bajo y cálido del lugar hizo que poco a poco fuera abandonado en favor de los mejores que ocupó después la ciudad en el antiguo puerto de Carenas, hoy de La Habana, ya conocido de Ocampo, Fernández de Córdoba, Grijalba y otros marinos.
Velázquez, gobernador, asignó vecindades y encomiendas en las inmediaciones de la actual Habana. Y entre esas, en primer término, a su primo Juan de Rojas, pensando Miss Wright que fuera además designado teniente de guerra, en 1519, y que el tener más intereses en la costa Norte que en la Sur, influyera en la traslación de La Habana a su emplazamiento definitivo, que fija en los alrededores de ésa época, aunque sin poder fundarse en documento alguno. Sí puede afirmar que en 1519 Grijalba encontró vecinos en la costa Norte que le vendieron bastimentos, y Cortés también, en la costa Sur los encontró, y entre ellos a Juan Núñez Sedeño, uno de los primeros nombres de vecinos que ha llegado hasta nosotros. Es de suponerse que alcaldes y regidores los nombrara Velázquez o su teniente; que había escribanos y alguaciles. El Cabildo, primeramente, elegía el procurador; después de 1528, lo fué por sufragio popular el 1o de enero de cada año. Posteriormente a 1518 la corona nombraba regidores perpetuos, que se convirtieron en una pequeña oligarquía sin protesta de los vecinos de La Habana. En cambio, en Santiago de Cuba, en 1528, se reunió una asamblea de carácter casi revolucionario para protestar ante la corona contra la oligarquía que formaban los regidores, lo que motivó que Juan Bono de Quesco, procurador de La Habana, abandonase la asamblea, pues en parte la protesta le tocaba muy de cerca, ya que en La Habana, él, su hijo, Rojas y Bazán, eran coopartícipes de la oligarquía aquí existente.
En las dos primeras décadas era La Habana sólo un núcleo de bohíos a la orilla de la bahía, desde el lugar que ocupaba hasta hace poco la Secretaría de Estado hasta el que ocupa la Lonja. El centro de la población ya era la plaza de armas, residencia de los principales vecinos, poseedores, más que propietarios, de estancias de cultivo para el abastecimiento de los navíos de tránsito.
Hasta 1538 no se decidió la Corona a fortificar La Habana, según documento, el primero por Miss Wright citado, que se guarda en el Archivo de Indias de Sevilla, de fecha marzo 20 de 1538, encomendando la Reina al adelantado don Hernando de Soto, gobernador de la Isla, la construcción de una fortaleza en La Habana “así para guarda della como para amparo y defensa de los navios que van y vienen a las yndias con toda brevedad“, encargándole escogiese lo más oportuno, bien la construcción de esa fortaleza o la de “un cortijo a manera de cibdadela en el morro que está cerca del puerto do se Recogesen o poblasen los moradores que allí lloviese… escogendo lo más seguro y menos costoso aquello porneys por obra“.