Por Olivia Lima Matos
Ciento tres años cumplió el pasado 29 de abril la narradora oral Haydée Arteaga Rojas y los alumnos de cuarto grado de la escuela primaria Simón Rodríguez, recién incorporados al proyecto Aula Museo de la Biblioteca Pública Rubén Martínez Villena, la visitaron en su hogar del Centro Histórico de La Habana Vieja, una de las Residencias Protegidas destinada a la Tercera Edad ubicada en Habana 620.
Mientras esperaban a la homenajeada los niños fueron informados acerca de la muestra de fotos, videos y documentos –recopilación de Gion Honegger y Barbara Dettli, expuesta desde el 23 de abril hasta el 4 de mayo en la Sala de la Diversidad (Calle Amargura No. 60 e/ Mercaderes y San Ignacio)– y escucharon fragmentos de una entrevista publicada en La Calle del Medio (octubre, 2015):
Cuando yo no esté, seguiré siendo La Señora de los Cuentos y me gustaría que hubiera un lugar que se llamara “El Rincón de los Cuentos”; donde los niños puedan intercambiar, para que sean fuertes, para que sepan respetar, para crecer, para luchar por nuestra patria, en definitiva por Cuba.
Una representación de los trabajadores de la biblioteca, institución que desde su primera sede acogió a esta personalidad de la cultura cubana y durante años se honró con su participación en espacios fijos para el público infantil y adulto, le regaló flores y la felicitó a nombre del colectivo y de su Dirección.
La artista sagüera –quien ha sido galardonada por su extraordinaria trayectoria con los premios “Romance de la Niña Mala”, “Cultura Comunitaria”, “Abril”, “Memoria Viva”, “Raúl Ferrer”, “Juglar” y “Cuentería”; las distinciones “Alejo Carpentier”, “Proyecto Color Cubano”, “Sevillana”, “Placa Medalla al Mérito en la Oralidad” e “Hija adoptiva de la Ciudad de La Habana”; la Réplica del Machete de Máximo Gómez; numerosos diplomas, medallas y otros importantes reconocimientos– no se conformó en esta ocasión con obsequiar uno de sus cuentos sino que deseó oír historias narradas por los pequeños.
Curiosos, los niños en el transcurso del intercambio le preguntaron por la familia, se interesaron por su salud y conocieron sobre su labor como escritora, profesora, declamadora y promotora en diferentes instituciones de la Oficina del Historiador de la Ciudad. Para despedirse de la conmovida centenaria, que “seguirá contando cuentos mientras tenga memoria”, cantaron un cariñoso Felicidades.