Inauguración de la exposición del joven artista Darién Robaina
(20 de octubre de 2015)

El malagueño Pablo Picasso definía su proceso creativo con esta sintética y sorprendente afirmación: “Yo no busco, encuentro”. Así resumió lo que para muchos resulta obvio y a otros no les conviene admitir: el talento nace, no se hace. Lo dicho por el más famoso y completo artista del siglo XX, pudiera ser tildado de falto de profundidad y “cultura conceptual”, por parte de jóvenes epígonos o defensores a ultranza de la intención dentro del arte como creación artística en sí misma.

La existencia del innato talento, realidad ya confirmada hace siglos por la presencia de innumerables genios en la Historia del Arte, me convence de que Darién Robaina Alonso, sin previas lecturas sobre teorías morfológicas ni conocimientos sobre tendencias artísticas contemporáneas, nos muestra una obra salida, espontáneamente, de su penetrante intuición, y producida con intensidad, perseverancia y tozudez; a pesar de no contar con suficiente apoyo material para realizar sus trabajos. No obstante, su madre Agustina, la que es al mismo tiempo su mecenas y ángel de la guarda, cubre los gastos materiales de Darién con sus modestos ingresos; más algunas modestas contribuciones de pinturas y pinceles, aportadas por mí y otros amigos, solidarizados con este joven pintor.

La primera vez que me fueron mostradas las obras de Darién, para que valorara si pudieran ser expuestas en la galería de mi proyecto comunitario en el municipio Regla, me sorprendió la multiplicidad de sus diferentes facturas; las que, curiosamente, coincidían con morfologías provenientes de movimientos contemporáneos; como el expresionismo abstracto, la pintura de acción, el grafiti, la nueva figuración; o más recientemente, el llamado postmodernismo. En los cuadros de Darién se escucha el sonido de la respiración de Jean Basquiat, James Ensor y Willem De Kooning; a pesar de que este joven creador cubano ignora los aportes de las obras de estos artistas en el siglo XX. Y es que el talento hace que artistas de diferentes generaciones coincidan en diferentes épocas con propósitos, temáticas y conceptos; aunque, dado el caso, con personales soluciones técnicas y formales.

Por ello, la idea de que el artista nace, y no se hace, se confirma una vez más con el nacimiento en Cuba de Darién Robaina Alonso, un artista de la cabeza a los pies. Nuestra patria cuenta ya con la productiva obra de amor de este hombre especial; y no por su condición de Síndrome Down, sino porque sus trabajos expresan particularidades especiales dentro de las artes plásticas cubanas contemporáneas. Él pinta para que nos queramos más todos los que profesamos confianza en la fuerza edificadora del Arte, ya sea que vivamos aquí o en otras latitudes; porque es, precisamente el Arte, el que une y hermana a los pueblos.

Por: Lic. César Leal Jiménez, artista independiente y periodista.
Regla, La Habana, Cuba, 14 de mayo de 2015.