Por el promotor de lectura Adrián Guerra Pensado

Un burrito verdadero amigo y compañero del hombre

Platero y Yo (publicado en 1914), es un libro que tendemos a situar dentro de la literatura infantil, pero que podríamos mejor recomendar para todos los seres humanos. La obra narra la estrecha relación del poeta y su burro, Platero; pero ambos interactúan con los niños, otros animales y el entorno natural del pueblo de Moguer. Platero y yo, es una obra universal en que la poesía del amor puro entre un hombre y su burro superan los límites de la edad, es un libro que conviene leerlo de niño pero que se comprende mejor de adulto.

Platero es un animal dotado de una alegre y retozona personalidad, es inocente, y es pasa por accidentes que le causan dolor: como cuando pisa una espina, le pica una sanguijuela, le pican los tábanos, le duele la patada de un potro, además pasa por la agonía de la muerte son las manos de su amigo quienes le dan sepultura   cerca de su casa y nunca en el recuerdo del poeta que siempre lo llevó a todas partes y lo trató como a un niño y lo compartió en amistad con los niños del pueblo, con quienes juega y pasea, comparten alimentos y experiencias de vida como la contemplación del atardecer.

Pero Platero no es el único personaje animal del libro, están Diana, la perra amiga, el canario verde que escapa pero vuelve a su jaula; el loro, el perro sarnoso a quien el cruel guardián del camino le dispara mortalmente. Aparecen en grupos animales como caballos, patos, gorriones, golondrinas, perros, gallinas, para representar  y hermosear la vida que comparten con Platero.

No falta la solidaridad en el pueblo cuando Platero ayuda a desatascar la carretilla de aquella niña cuyo burrito era tan débil que no podía moverla. El autor nos revela que un animal puede ser solidario con los humanos y con su misma especie.  En Platero y yo la alegría y la pena son gemelas: la niña enferma es paseada por Platero “para que tenga un momento de alegría”; otra niña chica muere muy pronto dejando tristes a Platero y al poeta; el niño tonto, y enfermo fallece olvidado por todos los del pueblo. En Moguer, como en el resto del mundo, no todos quieren a los animales, hay niños que matan a pedradas animales enfermos, sin olvidar a aquel guarda que dispara contra el perro antes de que el autor lo evite. Hay chiquillos crueles porque la crueldad se adueña del corazón de gente de cualquier edad. El sentir de Platero y del escritor, son nobles, y representan el aprecio por la vida que surge de la poesía.

LIBRURAS quisiera que los que lean esta promoción tomen o retomen esta lectura que desde su aparición en 1914, favorece nuestros mejores sentimientos.

Juan Ramón Jiménez Mantecón. (Moguer, Huelva, España, 23 de diciembre de 1881 – San Juan, Puerto Rico, 29 de mayo de 1958). Poeta español y premio Nobel de Literatura 1956