Por el promotor de lectura Adrián Guerra Pensado

Una experiencia familiar

Cuando Claudito tenía 1 año, su papá, que era un gran lector, compartía con el pequeño libros muy simples, de figuras, de ilustraciones, con poco texto, y así fueron avanzando. Ese proceso fue muy revelador. Su papá se sorprendía de que el niño le pidiera que repitieran el mismo libro durante dos semanas seguidas. Aburrido, el padre se lo leía a regañadientes y trataba de convencerlo en vano de cambiar de libro: “¿Para qué vamos a repetir este libro? Mejor vamos a leer este otro”. “¡No! ¡Ese!” Gracias a esas repeticiones, un día Claudito le dijo: “Hoy tú no vas a leer, voy a leer yo”. Y “leyó” el texto de memoria, pasando cada página en el momento correcto. Así, el padre descubrió que hay un placer muy grande en escuchar y ese placer se extiende más allá del momento en que ya el hijo puede leer por sí mismo. Sucede que el niño aprecia las maneras de su padre al entonar la voz de acuerdo con el texto, y el rito de compartir el placer de la lectura ha continuado porque esta experiencia los ha unido mucho como familia.

Dale a tu pequeño rimas y ritmo.

Las nanas son:

• Canciones, rimas, danzas y ritmo.
• Una manera placentera de encuentro con las palabras y el idioma.
• Una manera de comunicación con tu pequeñito.
• Reforzar el lazo emocional entre los padres y el bebé.
• Enseñan al pequeño el lenguaje social – antes de que él entienda el lenguaje hablado.
• Aumenta el despertar temprano del habla.
• Brinda apoyo a las futuras habilidades lingüísticas y de lectura.
• Son una manera placentera para conocer el lenguaje y las palabras.