Por el promotor de lectura Adrián Guerra Pensado
Cada 4 de agosto viene a la memoria aquella presencia esencial de Esteban Llorach Ramos en la edición que propendía no solo a desarrollar la inteligencia sino a propiciar dentro de ella los elementos emocionales básicos, o sea, la inteligencia emocional que decide cómo aprender.
Para él, leer era un buen consejo que debemos prodigar como los ¡Buenos días! Los que tuvimos la suerte de haberlo conocido desde antes de graduarnos, o posteriormente en la Biblioteca Nacional, en la Editorial Gente Nueva, como vicepresidente de la Sección de Literatura infantil y juvenil de la UNEAC, en la Biblioteca Pública Provincial Rubén Martínez Villena, en cada Feria del Libro y en eventos de talleres literarios provinciales y nacionales, los que admirábamos su profesionalidad y agradecíamos su amistad, quienes lo acompañamos en la enfermedad, en su estancia hospitalaria y en el asilo antes de que partiera enfermo hacia su natal Matanzas, nunca dejaremos de dolernos por su ausencia temprana ocurrida el 24 de noviembre de 2019 a los 69 años.
“No hay lectura sin libros. No hay libros sin edición. El refrán afirma que todos los caminos conducen a Roma, mi Roma ha sido desde siempre trabajar con niños, adolescentes y jóvenes, autores, maestros, bibliotecarios y libreros: el libro y la educación en todas sus variantes.”
Gentilmente siempre entregó ejemplares de su obra a la Biblioteca Rubén Martínez Villena, de la cual fue siempre un colaborador muy querido y atendido especialmente.