Por el promotor de lectura Adrián Guerra Pensado
Palabras tomadas de la introducción del libro Namach.
Te preguntarás, amiguito, quién soy; pues una narradora oral. Comencé a contar historias cuando aprendí a unir las palabras y con ellas a formar oraciones que llevaban a la conversación.
Aprendí con mi abuela Teresita a escuchas relatos que ella había oído a su mamá, la que los aprendió de su madre puertorriqueña.
He narrado cientos de cuentos a través de cincuenta y tantos años. Unos, los encontré en la tradición. Otros, me los dieron los escritores y, entre estos, han estado los de mi propia cosecha.
Llevo las alforjas cargadas de un tesoro incalculable. Tesoro que la abuela me hizo descubrir en el mundo fabuloso del contar cuando, en abril de 1920 entraba en mi vida. Yo había nacido en el año quince. Tesoro que se incrementó cuando el poeta Eliseo Diego, en 1964, me regaló las llaves de todas las arcas de cuentos para niños.
Haydée creó desde 1935 el grupo “Charlas Culturales Infantiles” con el que llevó el arte de narrar a todos los barrios marginales de nuestro país. Este grupo pasaría a llamarse en 1980 “Haydée y los Niños” y recibió de la Cátedra Iberoamericana Itinerante de Narración Oral Escénica (CIINOE), fundada y dirigida por el maestro Francisco Garzón Céspedes, el Premio Nacional Cuentería 2009, en nuestra Biblioteca Pública Provincial Rubén Martínez Villena. En su 99 cumpleaños, se estrenó el documental Vivir para contar producido por el Centro de Desarrollo del Documental Octavio Cortázar de la UNEAC, , que honró la larga y extraordinaria trayectoria de Haydée Arteaga, precursora de la narración oral escénica y de la labor de iniciación literaria de los niños y jóvenes. Por las elevadas intenciones de su arte y por su humildad, recibió de manos de Raúl Castro la réplica del machete de Máximo Gómez. Más tarde la Distinción Alejo Carpentier, otorgada por el Consejo de Estado y el Premio Nacional de Cultura Comunitaria 2000, del Ministerio de Cultura. A los 105 años le fue entregado el Premio Magistral La Rosa Blanca 2014 de manos de Esteban Llorach Ramos, Premio Nacional de Edición en la sede de la UNEAC. Su retrato honra la Galería de los Premios Especiales y Magistrales La Rosa Blanca que posee la biblioteca en el primer piso, lobby de las Salas Infantil y Juvenil.
Al fallecer, el 23 de mayo de 2020, Haydée vivía en un confortable apartamento en la Residencia Protegida Paula, en Habana 620, donde LIBRURAS la visitó varias veces a nombre la Biblioteca R. M. Villena para estimularla por nuestro colectivo que la consideró y trató siempre como una de nuestras especiales personalidades a atender.