Por Yazmina Morejón Gutiérrez
Me dice GRACIAS desde el alma y yo quisiera responder con muchas palabras, pero no puedo.
Cómo se le dice a una madre que sufre que eres tú la agradecida, que te ha ofrecido a ti la oportunidad de ser mejor persona. Que estás en el lugar correcto, haciendo algo pequeñito para quienes lo merecen todo. Solo puedes devolverle el agradecimiento por su valor y su infinita esperanza.
Ella me dice GRACIAS desde el corazón. Los ojos llenos de desvelos, de esfuerzo sostenido en el tiempo por un juramento que años atrás la convocó a entregarse a la tarea de salvar la vida de niños aquejados de una insuficiencia renal que los obliga a asistir al Hospital Quirúrgico Docente de Centro Habana para recibir tratamiento de hemodiálisis días alternos en espera del trasplante salvador.
Y pienso qué agradece esta Doctora, esta VALIENTE, que vence a la muerte todos los días, si yo solo estoy este día, un ratito de este día, cumpliendo con nuestra vocación de servir, porque eso hacemos los bibliotecarios, nacemos a la profesión con el anhelo de satisfacer las necesidades de información de nuestros usuarios y su complacencia es nuestro trabajo.
Allí fuimos, invitados por hermandades fraternales masónicas y acompañados también por el Grupo NarrArte, para llevarles un poco de alegría a los niños y sus familias. Agradecidos nosotros que en ese pequeño momento nos sentimos útiles, se nos renovaron las fuerzas para continuar entregándonos a la hermosa tarea de hacer felices a otros.
GRACIAS a ustedes madres, médicos, enfermeras, auxiliares de limpieza, a todos los que día a día se desvelan por salvar la esperanza del mundo.
La convocatoria está hecha y nosotros volveremos siempre con más o con un poco menos, pero con el infinito orgullo de conseguir de los rostros de esos niños una sonrisa y para decirles desde el alma y el corazón, GRACIAS.