Por el promotor de lectura Adrián Guerra Pensado

SI TÚ LO VIERAS, MARTÍ

Dailer Ferrer Ferrer
9 años
Concurso “Leer a Martí” 1999
Premio en Primer nivel
Municipio Florencia
Ciego de Ávila

En un cuadro que está en la sala de mi casa hay una fotografía que no me canso de mirar. Me la hicieron cuando yo estaba en preescolar, en el día del Pase de Revista Pioneril. Yo tenía entonces cinco años.
La maestra me dijo: “tú vas a ser José Martí”, y yo me puse muy contento porque sabía que iba a montar a caballo.
Luego me dijo: “al final tienes que caerte al piso con una mano puesta en el pecho y con la cara de frente al sol, porque así fue como murió Martí”.
Entonces yo sabía muy pocas cosas de Martí, una poesía que me enseñó mi hermana, la que dice: “yo tengo más que el leopardo”, y una canción que me aprendí cuando estaba en el círculo infantil pero que nunca canté porque me daba pena pararme delante de la gente.
Entonces, para ese día, mi mamá me buscó una camisa blanca, un pantalón y un saco negro, con un lazo que me colocó en el pecho. Después me pintó un bigote y me puso un revólver en la mano.
Así fue como me retrataron aquel día. Yo me puse serio porque en los libros Martí siempre está serio y la gente me decía cosas para que me riera y así quedé en la fotografía.
A veces llega gente a la casa y me dicen “qué lindo está el niño en la fotografía, se parece a Charles Chaplin”. Entonces yo no digo nada y me voy para el patio, y mi mamá siempre aclara:
“No, es Martí”.
Al principio yo me ponía bravo porque creía que se estaban burlando de mí. Pero después un amigo mío me dijo que Chaplin era también un hombre muy importante y de un corazón tan grande y bueno como el de Martí, por eso ya no digo nada cuando me confunden con Charlot.
Pero mi mamá siempre aclara que en la fotografía yo soy José Martí y en el fondo me siento más contento, porque aquel día, cuando yo caía del caballo con una mano puesta en el pecho, y con la cara de frente al sol, la gente aplaudía en el estadio donde se representaba la obra, y decían: “Viva Martí!, ¡Viva Martí!”
Y entonces mi mamá vino llorando y me dio un beso, y yo le dije que no llorara que yo no estaba muerto de verdad y entonces la gente se empezó a reír y mi mamá también se rió mucho y dijo “Ay, si tú lo vieras Martí!”