Por el promotor de lectura Adrián Guerra Pensado
Para lograr una buena comprensión lectora existen muchos caminos, el teatro es quizás uno de los más provechosos, aunque menos empleado.
Es muy cierto que ver la obra interpretada en el escenario de una sala teatro es muy superior a disfrutarla en lectura silenciosa porque el lector se pierde el montaje y toda la escenografía mas la destreza de los actores. El arte escénico permite el desarrollo personal en tres planos: el físico, que ayuda a los niños en la expresión corporal, desplazamiento, gesticulación, modulación y manejo del volumen de voz. En lo intelectual, el niño ejercita la memoria, aprende a controlar las emociones pues es un arte que se vive en colectividad y, por lo tanto se aprende a escuchar y a evaluar otras posiciones ante la vida y a respetarlas.
En Viaje a las galaxias los lectores encontrarán un laboratorio lleno de instrumentos electrónicos, probetas y pantallas que dirige el profesor Zerrietigu auxiliado por su robot Heliodoro. El profesor anuncia a los niños que ha logrado la fórmula para el combustible de la nave y viajarán a la estrella verde Krakata en el cohete Guernica. La locura reinará durante el viaje y un loco y mandón pirata llamado NAO se apoderará de la nave. Los lectores se sentirán enloquecidos al requerir de toda su imaginación y tal vez se pregunten quién los mandó a meterse en esta aventura. Al final la nave podrá regresar y los desesperados padres abrazarán a sus hijos que cantan. Mientras los embajadores y comisiones aplauden cae el telón.
El dramaturgo Ignacio Gutiérrez Díaz (La Habana, 27 de noviembre de 1929 – 6 de febrero de 2007) es autor de numerosas obras de teatro musical, para adultos y para niños, entre los que se hallan Llévame a la pelota —que recibió mención en el Concurso UNEAC, 1969—, Pato Macho (1973), La casa del marinero (1979), El mambisito, El señor colmillero, Los chapuzones, La cafetera maravillosa (1980), que fueron estrenados por las compañías Jorge Anckermann, Rita Montaner y Teatro Nacional de Guiñol.
Su retrato forma parte de la Galería Eduardo Muñoz Bachs de los Premios La Rosa Blanca de la literatura infantil y juvenil.