Por el promotor de lectura Adrián Guerra Pensado
“Yo quise escribir así… para que los niños me entendiesen, y el lenguaje tuviera sentido y música”; y también porque “…dicen los chinos, que solo es grande el hombre que nunca pierde su corazón de niño”.
Martí se proyecta en La Edad de Oro como poeta. Todos los géneros y temas cuentan con un lenguaje lleno de sentido poético y una profunda espiritualidad. No educa apelando a la obediencia que exige la educación de la época, moralizante y rancia, por el contrario, seduce con un estilo moderno muy grande, anticipándose a su época. Martí entrega a los niños y las niñas el corazón de un hombre más grande que su tiempo y les enseña a abrazar la libertad como el mayor tesoro. Su ideario cabalga en estas páginas y en toda su obra, hacia la inmortalidad.