Por el promotor de lectura Adrián Guerra Pensado
Niurki Pérez García empezó a escribir a los nueve años y los adultos que leemos sus cuentos infantiles volvemos a aquellos felices nueve años.
Lo asombroso de haber escrito cuentos a los nueve años, cuentos corticos, cuentos patatos, es que sus compañeritos de aula se reunían a oír sus invenciones, que luego ella pasaba al papel y al releerlas ella misma se mataba de risa con sus propias ocurrencias. Así surgieron Cuentos patatos, que guardó en sus libretas hasta ser publicados por la Editorial Ácana en 1994.
También desde pequeña le gustaba dibujar y por eso ha ilustrado algunos de sus libros y alguno que no escribió ella. Este ser maravillosamente aparecido para deleitar y hacer reír y pensar a la infancia, nació en Sibanicú, Camagüey, el 23 de diciembre de 1961 y aunque creció, engordó y tiene una hija adolescente, sigue siendo como cualquiera de sus personajes: irreverente, ocurrente, divertida a mares, tierna y distante de lo cotidiano.
Soy parecida a todos ellos, porque de alguna manera uno refleja las preguntas que hace, las tonterías que comete, las preocupaciones trascendentes e intrascendentes de cada quien y la capacidad de desdoblarse en interrogado y “responder”.
Hoy LIBRURAS quiere proponerles la lectura de una de sus tantas obras mágicas, me refiero a Con el pan debajo del brazo, publicada por Editorial Gente Nueva en 2008 con ilustraciones de la propia autora.
Es imposible no reír cuando Niurki nos toma el pelo con una de sus ocurrentes historias y nos dejamos llevar interesados por un asunto que nace de la realidad y nos lleva a desternillarnos de risa sin dejar de reconocer que tenemos ante nuestro corazón una obra que encierra intensa ternura. Les aseguro que este cuento lo pueden leer a personas de todas las edades y les agradecerán el buen y desacostumbrado rato de humor y reflexiones humanas a que invita.