Por el promotor de lectura Adrián Guerra Pensado
A los padres que tienen en casa un pequeño o pequeña de 3 años
Juan el sucio
Juan era un niño muy sucio. Tiraba los libros al suelo, siempre llevaba los zapatos llenos de fango, dejaba la ropa en cualquier lugar… Y encima se metía los dedos en la nariz. Todo lo que tenía estaba sucio, por eso le llamaban Juan el sucio.
Juan era tan sucio que no tenía amigos. Un día, salió al parque y se encontró con una ardilla.
- ¿Quieres ser mi amigo? –le preguntó Juan el sucio.
- No, no, ni pensarlo. Yo soy muy limpia y fíjate qué peinada llevo mi cola. Después la ardilla desapareció.
- Un rato después un pajarito se le acercó dando salticos.
- ¿Quieres ser mi amigo? –le preguntó Juan el sucio.
- No, no, ni pensarlo. Yo voy muy limpio. Fíjate en mis plumas, qué limpias están. Y el pajarito se fue por otro camino.
- Un poco más lejos se encontró a un gato muy elegante, que para no ensuciarse las paticas caminaba con mucho cuidado.
- ¿Quieres ser mi amigo? –le preguntó Juan el sucio.
- No, no, ni pensarlo. Yo soy muy limpio. Fíjate qué pelo más brillante tengo. Apártate de mi camino. Y el gato se fue con la cabeza muy alta.
Entonces se encontró a un cerdito, pero Juan el sucio no quería jugar con él.
- Hola, amigo le dijo el cerdito. –
- Yo no soy tu amigo–contestó disgustado Juan el sucio.
- Vamos, chico, vamos a jugar juntos –le pidió el cerdito.
- Yo no quiero jugar contigo –dijo Juan el sucio sin poder evitar llorar.
En aquel momento llegó la mamá de Juan el sucio y dijo:
- Qué quieres hacer: ¿jugar con el cerdito o venir conmigo a bañarte?
- Quiero ir contigo, quiero ir contigo –dijo Juan el sucio dándose cuenta de que no valía la pena ser sucio porque nadie quería ser su amigo.
Desde aquel día Juan se lava siempre, nunca más está sucio y todos quieren ser sus amigos.