Por Adrián Guerra Pensado
San Felipe y Santiago del Bejucal ha tenido la felicidad de ser pródiga en hombres y mujeres de diversa gracia y talento, entre ellos el narrador y ensayista Omar Felipe Mauri Sierra (n. 13 de abril de 1959), maestro en el arte de la narración con un oficio a toda prueba y más de veinte obras para niños y adolescentes en las que podemos constatar que el autor conoce a la perfección los valores que aporta la vida mediata al horizonte de la temprana infancia y adolescencia. Su obra juega un papel destacado y de referencia en la literatura dedicada a estas edades en Cuba y fuera del ámbito insular.
Hoy, nuestra promoción de la lectura para recordar a este preciado narrador en su cumpleaños es: Lunar, una bella historia que comienza diciéndonos: “Montarse en Lunar es sentarse en el viento”.
Mauri dedicó este libro a su padre y a sus hijos pero, cuando lo leas comprenderás que está dedicado a todos los que por vivir alejados de nuestros campos, tal vez no tenemos ni idea de lo maravilloso que es cabalgar por ellos, bañarse en el río, comer pomarrosas silvestres, mangos, y caña y maíz, y tener una amiga como Lunar para vernos en sus ojos cuando le damos, con el sol matutino, un pedazo de pan duro como prueba de amistad.
El autor nos narra en primera persona y nos afirma que Lunar es “punta de flecha”, que no hacen falta rienda, ni cuero, ni látigo, pues basta hablarle al oído mientras sus crines chocan su olor contra su cara –que es la nuestra–, la de los lectores que seguimos la trama cabalgando contra el viento, y queriendo vivir las emociones que nos esperan en las lomas donde brilla el romerillo, el olor de las guayabas maduras, la sombra de las yagrumas, la abundancia de las mariposas y el cocinar en fogata.
De esta historia, que tiene sus sustos y una añoranza, te quedarán las ganas de tener a alguien como Lunar, de aprender a montar, y sentir por vez primera, como que la vida misma los abraza corriendo contra el viento.