El Hospital de Paula

Por: Luis Bay Sevilla

En: Arquitectura (octubre 1937)

Una resolución del Alcalde de la Ha­bana tomada a propuesta del Jefe del Departamento de Urbanismo del Ayuntamiento, arquitecto Emilio Vascon­celos, ha impedido condicionalmente la de­molición de la iglesia de Paula,fachada_antigua_iglesia_de_paula viejo templo colonial prestigiado por la leyenda y la no­vela.

La historia de ese doble edificio, pues fue iglesia y hospital, es interesante en grado máximo. En él la religión, la filantropía y la ciencia médica se aunaron para curar el dolor de las mujeres residentes en esta Ciudad de San Cristóbal de la Habana, sin diferen­ciación de razas.

El religioso habanero Nicolás Estévez Borges, cura Beneficiado de esta Capital, y Arcediano y Dean que fue de la Catedral de Santiago de Cuba, por disposición testamen­taria otorgada en 1664 ante el Escribano Domingo Fernández Calzada dispuso que se “fabricare con la debida decencia una ermita bajo la advocación del glorioso San Fran­cisco de Paula, en la cual se había de colocar su imagen, y que el remanente de toda sus bienes, se emplease en obras pías a vo­luntad de sus albaceas, el Iltmo. S. D. Juan de Santos Matías Sáenz y Mañosea, Obispo de la Isla de Cuba y el Maestro de Campo D. Francisco Dávila Orejón Gastón, Gober­nador y Capitán General de la Colonia”.

Débese, pues, al Padre Estévez la funda­ción en 1667 del “Hospital de Mujeres de San Francisco de Paula”, pues en 1665 el Obispo Santos Matías solicitó y obtuvo de Cabildo, merced de “cuatro solares” para recompensar a ciertos vecinos, del terreno que había ocupado, y hecha la remuneración debida y alcanzada la piadosa condescendencia del vecindario, levantó la fábrica del templo en tres parcelas de terreno del barrio de Campeche, uno de cuyos linderos era el mar con una superficie de 2,889 m2. de los cuales 700 correspondieron a la iglesia y 2,189 al Hospital, constituyendo todo una sola manzana.

Por el costado que mira al Mar, adosada al Hospital y en terrenos del mismo, se construyeron posteriormente dos pequeñas casas consideradas como una sola, que se dedicaron en tiempos pasados a “Clínica de Obste­tricia”.

El estado de ruina en que se encontraban los techos de este Hospital, obligó al Go­bierno de la Colonia a trasladar los enfermos a los altos de la Nueva Cárcel, llevándose la parte que estaba destinada al estudio de ana­tomía de la Facultad de Medicina, a la an­tigua “Casa de Enajenados” nombrada de “San Dionisio”, y que estaba situada en la Calzada de San Lázaro, contiguo al Cemen­terio de Espada. De allí pasó a un edificio situado junto a la iglesia de San Isidro, en cuyo lugar permaneció hasta la primera In­tervención Norteamericana, que lo trasladó al edificio donde se encontraba el Cuartel de la Guardia Civil, situado en Belascoaín y Zanja, donde aún permanece.

De nuevo en el año 1730 sufrieron gran­des desperfectos estos edificios al ser visitada la Habana por un ciclón, procediendo el religioso habanero D. Pedro Lodares Cota, Capellán y Administrador en aquella fecha del Hospital a reconstruirlos, comenzando por la construcción de una nave de bóveda, la capilla mayor y las laterales, con cúpula y linternas.

El arquitecto Silvio Acosta, refiriéndose a la cúpula de piedra de esta iglesia, afirma en un interesante trabajo que, estudiando sus arcos formeros descansando sobre un basa­mento octogonal, se advierte en ella el mis­mo movimiento de los pequeños templos de Puebla, México, siendo bastante parecido a “La Misericordia”, de Puebla, hoy en ruinas por la invasión francesa.

Las cuatro linternas, agrega, situadas en cuatro de las caras del octógono, con sus cristales azules y blancos, daban aspecto muy pintoresco al interior al ser atravezadas por la luz de nuestro sol. En su parte interior, esas linternas tienen una ornamentación ori­ginal. Su misma construcción deficiente, donde no se observa el nódulo clásico en las pilastras de las hornacinas, le da un interés peculiar.

La fachada de la iglesia presenta una com­posición rica en detalles, mostrando tres cuerpos separados por columnas dóricas con pedestales bien proporcionados. El entablamento ofrece acertadas proporciones y la tenia que separa el friso del arquitrabe, es bastante saliente, predominando en los re­mates las formas piramidales.

Estando la obra sin concluir, ocupó la mitra habanera el Obispo Lazo de la Vega, que la terminó en 1745, adornando según Pezuela, con un buen retablo su altar ma­yor, y colocando en su fachada principal tres esculturas bastantes deficientes hechas de piedra, representando a San Francisco de Paula, San Pedro y San Pablo, que importó de España. En la actualidad, aunque en muy mal estado, podemos verlas en sus hornacinas labradas en la misma piedra.

Un siglo después de inaugurado el Hospital, es decir, en 31 de octubre de 1765, el Obispo Pedro A. Morell de Santa Cruz, obtuvo de la Real Corona la confirmación de las Constituciones y Estatutos porque debía regirse la casa, disponiendo en sus artículos segundo y catorce que el Administrador y el Capellán fueran naturales de esta Ciudad, y además, que el patronato del Hospital, radicase en los mismos Obispos, pues con anterioridad se gobernaba por la voluntad de sus administradores y la aprobación de los Diocesanos. En 1779 donó Don José Laguardia la cantidad de doce mil pesos para la edificación de la planta alta del Hospital.

El Hospital y su iglesia llevaron una vida normal hasta que la “Havana Central Railroad Co.” decidió adquirir dichas edificaciones, por serles necesarias para el desenvolvimiento de sus líneas y almacenes, ofreciéndole al Obispo la suma de 165 mil pesos, proposición que una vez consultada fué aceptada por éste, otorgándose al efecto un contrato privado que suscribieron el propio Obispo en su carácter de Patrono de la fundación y D. Manuel Luciano Díaz, Vicepresidente y representante de la expresada Compañía.

Luego de una serie de pleitos entre la Compañía y el Patronato del Hospital, la expropiación llevóse a cabo por la aludida Compañía que, una vez en posesión de dichos edificios, los convirtió en almacenes.

Esta es, en síntesis, la historia escueta de estos edificios en quienes sus prolongadas existencias y principalmente el abandono que se les ha tenido, los años han marcado dolorosa huella en sus muros y techos.

Afirma Sánchez de Fuentes, que la pri­mera Clínica de Obstetricia que hubo en Cuba fué allí establecida, inaugurándola el Dr. Domingo Rosaínz en 1831, siendo el Hospital el objeto predilecto de los desvelos de un número considerable de personas de uno y otro sexo que ocuparon lugar pre­ferente en nuestra historia: los obispos Es­pada, Lazo de la Vega y Morell de Santa Cruz; el Gobernador Don Luis de las Casas; el Conde de Santa Clara y su esposa la se­ñora Teresa Sentmanat; el Dr. Tomás Romay, Don Nicolás Gutiérrez; el Dr. Fer­nando González del Valle, etc.

El Obispo Espada, agrega el propio Sán­chez de Fuentes, el hombre a quien tanto deben los cubanos, lo amaba de tal modo, que al morir, hízole ofrecer al Dr. Nicolás Gutiérrez que no lo abandonaría nunca; y en efecto, él, que desde el año 1828 era mé­dico del Hospital, demostró la intensidad de su afecto, cuidando de sus enfermas, hasta el año 1890 que murió. Este ilustre hombre de ciencia, llena la historia de esta casa con un período de 62 años, en el que puso a su servicio toda su capacidad reconocida y proclamada por las eminencias médicas de París y todo su prestigioso valer con las autoridades, con los hombres más influyentes y con el pueblo entero de la Habana.

Augusto Menocal, alumno eminente de pintura de la Escuela de San Alejandro, y en la actualidad Profesor por oposición de la asignatura Historia del Arte Industrial y Dibujo Decorativo de la Escuela Industrial de Rancho Boyeros, y alumno ayudante de la Cátedra de Dibujo a mano alzada de Es­cuela de Ingenieros y Arquitectos de nuestra Universidad, afirma en un trabajo perio­dístico dado recientemente a la publicidad, que uno de los detalles curiosos de este edi­ficio es la existencia de una escalera muy es­trecha, oculta en el espesor de un muro que arranca de una de las salas del Hospital y desembarca en la parte alta del crucero de la iglesia, suponiendo que esa escalera se de­dicara a las enfermas que allí se encontrasen cumpliendo alguna condena, para asistir al sacrificio de la Misa, a través de una reja que, aunque no existe en la actualidad, se supone que allí estuvo, por las huellas que se observan en las piedras del muro. La en­trada a esa escalera, afirma Menocal, estaba tapiada, pero él descubrió su existencia por un hombre del pueblo que se lo indicó, mos­trándole una claraboya (ojo de buey) por la que penetró utilizando una antigua reja co­mo escalera.

Se advierte también dentro de este tem­plo otra escalera, igualmente de piedra y de trazado muy irregular que daba subida al coro.

Menocal, que es un artista del pincel, ad­mirando las bellezas de este templo, le ha dedicado algunos meses de trabajo pintando una serie de magníficos cuadros al óleo, algunos de los cuales reproducimos con este trabajo.

El edificio que ocupó la iglesia, que está hoy casi en ruinas, no debemos permitir que manos profanas lo mutilen o demuelan.

No ocurre lo mismo con el Hospital que es una obra posteriormente levantada y de construcción arquitectónica vulgar.

El patio de la iglesia es de gran belleza, destacándose sus columnas de cantería de buenas proporciones, principalmente las de las esquinas sobre las que se apoyan cuatro arcos, que dicho sea de paso, están agrietados, habiendo en algunos descendido la clave en forma peligrosa para su estabilidad.

Se nos informa que el Departamento de Urbanismo del Municipio tiene hecho los estudios necesarios para convertir la Alameda de Paula en una gran Avenida, prolongación de la del Puerto.

No sabemos si en el proyecto se incluye la restauración de la iglesia, como se hizo con la Plaza de Armas y de la Catedral.

La “Comisión Nacional de Arqueología”. recientemente creada a propuesta del doctor José María Chacón y Calvo, Director del Cultura de la Secretaría de Educación, tendrá entre otras finalidades más, la conservación y estudio de los monumentos precolombinos y coloniales y por lo tanto, seguramente abordará el estudio de este edificio, que se supone proyectado por el arquitecto Juan de Herrera, proponiendo al Gobierno lo que estime más acertado y conveniente.

 

 

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