Por el promotor de lectura Adrián Guerra Pensado
“La Señora de los cuentos” cumple 105 años
Dicen que en Sagua la Grande, un pueblo del archipiélago cubano, nació allá por 1915, Haydée Arteaga. Dicen que al principio todos la confundieron con una niña más. Todos menos los güijes. Salían del río cercano y moviendo sus cabezotas negras rodeaban la cuna y contaban sus misterios. Dicen que la niña reía y escuchaba. Dicen eso. Y dicen que un día, con la madre y el hermano pequeño, llegó a La Habana, niña de oído de pájaro, atenta al canto de las calles “galantes” y los barrios de milenario exotismo oriental. Dicen que en la academia donde estudiaba música, entre arpegios y escalas, contaba cada tarde a sus condiscípulas “el libro que se estaba leyendo”. Dicen que un día entró como obrera en una tienda elegante. Dicen que por pobre fue a vivir a una ciudadela. Dicen que después de una comparsa de acero afilado contra la miseria, salió a buscar niños para contarles de África y de España, del folclor y de la belleza. Dicen que hace ciento cinco años nació La Señora de los cuentos.
Y dicen que treinta años después fue a un aula a “aprender” la técnica de narrar y dicen que logró duplicar su tiempo investigando, escribiendo para la radio, dirigiendo escuelas, adaptando textos. Dicen que hoy está en la Sierra maestra y mañana en Madrid, que por la mañana camina La Habana Vieja y por la tarde se baña en Varadero.
Ah, pero también dicen que quizá nadie lea estas palabras porque, celosa, no deja que otros cuenten de aquella niña que los güijes acunaron, la estudiante de música, de dramaturgia, de letras, la escritora radial, la docente, la optimista, la gloria de la cultura cubana, la eternamente joven Señora de los Cuentos.
Texto de Excilia Saldaña (La Habana, 1946 – 1999)