¿Qué te puede ofrecer el canto mío
si el presente no cuadra a tu belleza,
y hasta mi amor ardiente en su grandeza
para ofrendarlo a ti, resulta frío?
No te doy lo que quiere mi extravío,
mas te doy lo que puede mi pobreza;
el espíritu lleno de terneza
y el laúd que lamenta tu desvío.
Y el alma he dividido en mil fragmentos;
trocados en mi lira por acentos
(pues del alma mis versos son retazos).
Y así de pie mi cantiga amorosa
va esparciendo del alma los pedazos
como lluvia de pétalos de rosa…
Rubén Martínez Villena
Hexaedro rosa (1920)