Al «don oscuro» de Alcides Spelucín
Yo la observo en mis noches, hórrida y esquelética
a caballo en el alma que su calcáneo aguija,
atravesar mi fiebre con una luz profética
en el embrujamiento de su mirada fija.
Bajo su gallardete rígido —la guadaña—,
su rostro es una mueca, símbolo de ironía,
tentación de Pecado, Placer que desengaña,
la boca es una horrible máscara de alegría.
¡Monstruo! Sus alas negras, de sombras eternales
—mariposa nocturna de alas horizontales—
tendió sobre mi vida mísera que somete;
y tras de cada noble germinación de sueños,
se abate sobre el áureo trigal de mis empeños
¡la guadaña fatídica, como un número 7!
Rubén Martínez Villena
La pupila insomne (1923)