EL PRESIDENTE ALVEAR HA decretado recientemente la erección, en Buenos Aires, de una estatua a Simón Bolívar. La idea no puede dejar de merecer los aplausos entusiastas de todos los jóvenes del continente, pero es menester advertir que, para hacer más simpática y efectiva la obra, este homenaje de admiración al Libertador debe efectuarse en nombre del pueblo argentino y como manifestación de confraternidad al pueblo venezolano, sin asociar a él, en absoluto, la personalidad del sangriento tirano de Venezuela.
El protocolo que nos rige actualmente supedita las relaciones de los pueblos entre sí a ciertas frases de congratulación entre los Jefes de Ejecutivo; costumbre incalificable que troca el verdadero sentido de los actos y los convierte de nobles y puros en fuentes de antipatías y malquerencias, por las ligeras interpretaciones que originan.
A la juventud argentina, estudiantes, intelectuales y proletarios, nos dirigimos invitándola a que trabaje por el aplazamiento de dicha erección hasta el día, no lejano, en que al pueblo de Venezuela lo represente un ejecutivo digno de su historia y de sus aspiraciones.
Venezuela Libre, Año IV, Nos. 12 y 13. Notas editoriales.
La Habana, julio y agosto de 1925.