Yo tengo la absoluta seguridad que un día,
cuando ya no me resten fuerzas para marchar,
cruzará mi camino la verdadera vía
orientada a la gloria que pude conquistar.
En ella estará todo: (alguien que me quería,
mi ensueño; mi destino; mi gozo y mi pesar;
la vocación ignota). ¡Oh, ruta que era “mía”!…
¡Y ya será muy tarde para poder andar!
Entonces, abrumado bajo mi propio ocaso,
ante la burla horrenda que agrave mi fracaso,
comprenderé lo inútil de todo lo que fui;
me punzarán la frente recuerdos como abrojos,
me tragaré la lengua, me cerraré los ojos,
¡y en un olvido largo me olvidaré de mí!…
Rubén Martínez Villena
La pupila insomne (1922)