Ayer te interrumpí la carta porque me estaba cayendo de sueño; eran como las dos, y a esa hora me acosté. Por la tarde de ayer había una demostración que duraría hasta la noche, organizada por el Club Internacional de Marinos —aquí son muy fuertes las organizaciones de marinos—, pero yo decidí no ir, pues era ya mucho ajetreo; por la mañana de ayer habíamos tenido un mitin, reunión de la Delegación, y tuve que ir a una fotografía para dar otro retrato, con objeto de sacar la visa por separado. Por la tarde me puse a escribirte y me rindió el cansancio.
Forzosamente he tenido que cargar maletas.
Entramos en un hotel (cuarto piso, que no tiene baño, parece que aquí no se usan).
Creo que hasta el miércoles (hoy es domingo) no saldremos de aquí. Voy a ver si mañana tengo tiempo de hacer lavar la ropa que he ensuciado durante el viaje.
Hoy por la mañana me desperté muy temprano, como era lógico, por lo mucho que dormí ayer. El hotel en que vivimos está cerca del Club Internacional de Marinos (que era la dirección que traíamos), y a él me dirigía con otro compañero para saber si ya estaban las visas, cuando otros compañeros nos avisaron que cerca estaba pasando una demostración de los marinos en honor de la delegación americana y que debíamos ir. Fui y resultó una caminata bien larga; pero yo estaba descansado y había desayunado fuerte. La manifestación fue hasta un cine bien amplio y en él hablaron algunos compañeros de la delegación y alemanes, se tocaron y cantaron himnos proletarios, también hubo algunos números teatrales muy interesantes y al final pusieron la cinta Turk Sib, que nosotros vimos en Nueva York, ya puedes suponer todas las cosas cómo me hicieron recordarte, y también a los compañeros, y a Abraham, sobre cuyas impresiones de Alemania recordaba.
Este papel está medio echado a perder porque lo llevaba en el bolsillo en la demostración. El mitin se acabó muy tarde, y de allí fuimos a almorzar. Almorcé muy bien; a las tres de la tarde acabamos y desde esa hora vine al hotel y estuve reposando hasta ahora, es decir, hasta las nueve, en que bajé al piso principal del hotel, y aquí he comido sólo un buen plato de sopa y café con leche con nuez m.alteada, pues el estómago no me pedía más. Después pedí tinta para acabarte estas líneas que pienso echar mañana a primera hora al correo. Chela: quisiera escribirte mucho más, dándote todas mis impresiones de aquí. Pero no quiero alargar la segunda parte, o segunda edición do mi carta permanente. Voy a conseguir papel más fino y te escribiré con lápiz, que me es más fácil. Mañana acaso le añada algunas líneas a ésta antes de echarla. Ahora voy a acostarme, pero antes te quiero dar la noticia de que volví a dejar el cigarro. Y lo he dejado por ti.
¡Mía: tú me cuidas desde lejos! Pero eso es así, gracias a que te recuerdo mucho. Besos de tu Rubén, siempre igual para ti.
Hoy, 11 de agosto, te echo esta carta.
Estoy mejor. Tu
RUBÉN.