Tengo celos del pasado que son celos incurables;
desconfianza de la historia que viviste en el ayer,
de los ojos que se vieron en tus ojos adorables,
de los sueños que torjaron tus instintos de mujer.
Y supongo dolorido, los innúmeros probables
cazadores que tuvieron las bellezas de tu ser,
y me asaltan, una a una, las palabras miserables
que engañaron tus oídos con promesas de placer.
Es inútil; nadie puede borrar ya lo que ha pasado,
y tus besos me recuerdan otros besos que tú has dado
y anticípanse mis celos en el mismo porvenir,
porque en vez de consolarme, cada vez estoy más triste
presintiendo que los años de placeres que viviste
son los años de martirio que me quedan por vivir.
Rubén Martínez Villena
La pupila insomne (1918)