Por Angelina Rojas Blaquier
La Biblioteca Pública Rubén Martínez Villena, en el corazón del Centro Histórico de La Habana, que atesora 56 años de ardua y fructífera labor, cada vez se crece mediante la promoción de espacios para satisfacer los más diversos intereses. Su diversidad garantiza la concurrencia de interesados de todas las edades e inquietudes intelectuales, toda vez que allí encuentran, en medio de la pulcritud ambiental, la información precisa, la atención adecuada, el trato respetuoso y afable, la satisfacción de las más diversas interrogantes, a la vez que cumple con una importantísima labor comunitaria por la vinculación que logra con los residentes de su entorno.
Como parte de sus múltiples empeños, el pasado 24 de febrero se firmó un Convenio de Colaboración entre la Biblioteca Pública Rubén Martínez Villena y la Filial Habana de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba (UNHIC), a fin de dar continuidad, con mayor profundización, amplitud y sistematicidad, a la labor relacionada con los estudios históricos.
El mismo fue firmado por Regla Perea, Directora de la Biblioteca y metodóloga principal de la red provincial de bibliotecas de la capital, y por Andrés Zaldívar, presidente de la UNHIC en La Habana.
Justamente este mes de abril se realizó la primera actividad resultante del convenio que, por supuesto, estuvo dedicada a Rubén Martínez Villena, revolucionario que da nombre a la entidad, y a Ana Núñez Machín, periodista, poeta, historiadora, revolucionaria consecuente, biógrafa de la vida de Rubén y la más notable estudiosa y especialista de su obra.
Ana estuvo acompañada, en la presidencia de la actividad, por las profesoras universitarias Carmen Almodóvar e Iraida Rodríguez y por Andrés Zaldívar, Presidente de la UNHIC Filial Habana.
Regla Perea, en las palabras de apertura, significó la importancia de la primera actividad conjunta entre la BPRMV y la UNHICCH, y que en la misma se homenajeara a Ana Núñez Machín, intelectual contemporánea de algún modo tan cerca del revolucionario cabal que fuese Rubén; precisando que, a través de Villena y a través de la historia, colmaban aquel salón los participantes en varios de los proyectos de la institución, entre ellos, el del círculo de abuelos, el aula del adulto mayor, un grupo de periodistas de la UPEC, profesores y otros compañeros de la Universidad, investigadores de instituciones que se dedican a la historia, varios miembros de la UNHIC, trabajadores de la biblioteca y vecinos de la comunidad, quienes, como precisa Regla, son, en síntesis, un grupo grande de amigos a quienes une el deseo y la voluntad de que en nuestro país existan historias que contar y espacios para ser escuchadas.
A partir de ese momento se desarrolló una hermosa velada dedicada, con justicia, a homenajear a Ana Núñez Machín, a quien conozco de hace muchos años y por eso sé de su dedicación al estudio de la vida de Rubén, de su labor como reportera del periódico Hoy, de su trabajo durante la Campaña de Alfabetización en 1961, de su condición de novelista y poeta, de trabajadora sin descanso aún hoy, cuando no dispone ni de una computadora y la vista no la acompaña, cuando su corazón de 83 años ha sufrido los embates de la vida, y la dulzura que corre por sus venas en ocasiones le juega malas pasadas, pero mujer que mantiene intactos su estoicismo y su condición revolucionaria cultivados durante toda su existencia, valores todos que afloraron implícitos en sus brevísimas y contundentes palabras, salidas del centro mismo de su sentido de la vida, y a través de las cuales se puede comprender su pasión por Rubén.
Tantas cualidades están muy vívidas en las brevísimas palabras de agradecimiento que le dirigiera a la directora de la Biblioteca, así como a todos los presentes por acompañarla, entre ellas subrayó: Lo que verdaderamente enaltece no es recibir un homenaje personal, y mucho menos recibir obsequios materiales. Pienso que todos los presentes somos merecedores de este homenaje, porque “nos hemos quedado en nuestro país, porque luchamos todos los días por la Revolución, porque amamos a Fidel y a Raúl… Los que tenemos un poco de dignidad y de vergüenza, merecemos y necesitamos este homenaje. Necesitamos de ese apoyo espiritual, de la solidaridad entre todos los cubanos, entre todos los historiadores, poetas, escritores… ese es el homenaje que necesitamos, todos tenemos que unirnos y estamos unidos. Todas y todos nosotros recibimos todos los días el homenaje de luchar por una patria mejor y por una mejor vida para sus habitantes.
Yo les agradezco infinitamente el que ustedes me están dedicando, pero como creo en que todos lo merecemos, hoy este homenaje es de ustedes.”
Precisa decir que la historia y la vida de Rubén Martínez Villena, resultaron enriquecidas factual y conceptualmente en las palabras de Iraida Rodríguez, profesora de Literatura Cubana de la Facultad de Filología de la Universidad de La Habana, quien a propósito de la actividad, y tratándose de un homenaje a una figura histórica y a una estudiosa de su vida, explicó la imbricación existente entre la historia y la literatura, afirmando, desde su experiencia, que la literatura sin historia no se puede estudiar, porque la obra literaria de un país surge precisamente del país, de los que viven en el país. A partir de ello, dedicó elogiosas palabras a Ana Núñez Machín y, al resaltar las virtudes de una amiga de toda la vida, aseguró que dicha relación nació, precisamente, de esa comunión existente entre historia y literatura.
Iraida, refiriéndose a Rubén Martínez Villena, destacó, ante todo, que fue una persona increíble en su fortaleza física. Su ética y su moral son bien conocidas, afirmó, sin embargo, que una persona tan enferma como Rubén, hubiese sido capaz de hacer tantas cosas, y hasta dirigir una huelga en el momento que prácticamente estaba a punto de morir, es poseedor de una gran fortaleza física, proyectando una condición de ser humano que irradiaba a sus contemporáneos y hasta la actualidad.
Tanto valor simbólico adquirió su vida desde entonces, que la profesora destaca cómo Alejo Carpentier, en su conocido Recurso del Método, incluye a un estudiante, representativo de las luchas de los años 30, al cual caracterizó con la figura de Rubén, y que incluso habla a través de los discursos del intelectual revolucionario, expresión por demás de la unidad que entre los distintos sectores populares tuvo en Rubén a uno de sus principales propiciadores.
Considera la doctora Iraida, en importante reflexión, que a Rubén aún se le conoce poco y se le divulga menos. Si bien en las aulas, cuando se tratan las décadas del 20 y 30 del siglo pasado, se hace referencia a su labor, aún no se destacan lo suficiente ni a sus hombres ni a un período que permitió ver luchar juntos a Rubén, a Mella y a Pablo de la Torriente, tres gigantes nacidos y actuantes en momentos cuando Cuba bullía haciéndole frente a una coyuntura histórica extraordinariamente difícil bajo el régimen de Gerardo Machado, favoreciendo el hecho de que, aún cuando la revolución no pudo triunfar en aquel momento, “dejó todo un fermento que permitió después la realización de una revolución como la que tenemos hoy.”
Estas valoraciones sirvieron a la profesora para afirmar a continuación que “en nuestro país no se puede ser un profesional de algo, ni siquiera regularcito, si no conoce la historia del país. Podrá tenerse una profesión, pero si no sabe en dónde vive, tampoco sabe qué puede hacer ni que puede permitir hacer, y en esas circunstancias tampoco puede superar la mediocridad.”
Retoma el agradecimiento y expresa su congratulación especial por la oportunidad de participar en la velada homenaje a Ana, significando que, con su consagración al estudio de la figura de Rubén Martínez Villena, ha hecho un aporte extraordinario a la historia, a las letras y a la sociedad cubana, algo que, además de agradecer, es imprescindible conservar, proteger y seguir adelante.
Para concluir sus palabras, tras destacar la cualidad de Rubén como prototipo de lo que es un revolucionario, recuerda una frase del líder que durante mucho tiempo sirvió de bandera de lucha? “Hace falta una carga para matar bribones, para acabar la obra de las revoluciones…”, afirmando que sigue siendo nuestra y que sigue estando vigente porque aún hace falta esa carga para matar bribones, razón por la cual, Villena sigue vivo y sigue siendo un hombre necesario.
Inspirado en las emociones de la mañana, Andrés Zaldívar, tras reconocer la labor de Ana y agradecerle por ella, rindió tributo a Rubén desde su poesía erótica, lo que habla de su integralidad, declamando esa maravilla que dice?
Soneto
Te vi de pie, desnuda y orgullosa, // y bebiendo en tus labios el aliento, // quise turbar con infantil intento// tu inexorable majestad de diosa.
Me prosternó a tus plantas el desvío// y entre tus muslos de marmórea piedra// entretejí con besos una hiedra//que fue subiendo al capitel sombrío.
Suspiró tu mutismo brevemente//cuando la sed del vértigo ascendente//precipitó el final de mi delirio?
y del placer al huracán temiendo, // se doblegó tu cuerpo como un lirio// y sucumbió tu majestad gimiendo.
(1921)
Como colofón al homenaje, Regla Perea, a nombre de la Biblioteca Municipal RMV entregó a Ana Núñez Machín galardón de reconocimiento por la Obra de su Vida, consagrada a la figura de Rubén Martínez Villena.
Fuente: Cubarte, 13 de abril de 2016.