Por: Jenaro Artiles
En: La Habana de Velázquez
Durante todo el siglo XVI parece que no cabe duda de que el Camino de la Chorrera (recuérdese que la Chorrera entonces no era la desembocadura del río sino la zona de Puentes Grandes) era uno que con dos leguas de longitud (100) partía de La Habana hacia el poniente, según se ha descrito, por la actual calle de Reina y Carlos III, faldas del lado izquierdo de la loma del Príncipe y Calzada de Puentes Grandes. Para venir de “la Playa” en la boca del río a la villa, había dos caminos en 1582, según hemos visto: uno trabajoso e intermitente, dada la topografía primitiva por este lado, por la Punta siguiendo la orilla del mar por la Caleta de San Lázaro, y otro que daba un gran rodeo por toda la orilla derecha del río hasta la Chorrera para tomar el camino que acabamos de describir, según se desprende de la comunicación conocida del Gobernador Gabriel de Luján al Rey de fecha 7 de diciembre de 1852 (101).
El recientemente fallecido historiador de La Habana Dr. Pérez Beato dice en su Habana antigua (102) que en el siglo XVI había dos caminos de la Chorrera: “uno de ellos que partía desde el centro del pueblo, siguiendo las actuales vías del Campo de Marte, orillando la Zanja, Calzada de Reina, Carlos III, falda del Castillo del Príncipe por su lado del este, delantera del Cementerio de Colón y el río. El otro camino, llamado de la Playa, bordeaba la costa por la Calzada de San Lázaro, Caleta de Juan Guillén o de San Lázaro, Punta Brava y el río“.
No parece que esté muy acertado el Dr. Pérez Beato al fijar el desarrollo de tales caminos: el de la Playa hemos visto ya a qué se reducía, a una incómoda zona, entre pedregal y marisma, que quedaba libre en la baja mar siguiendo la costa; el de la Chorrera no iba por donde él lo señala puesto que tal trazado hubiera llevado el tráfico hacia Marianao y Vuelta Abajo en dirección al Puente de la Madama, hoy puente de la calle 23, desviándolo de Puentes Grandes, cosa que no ocurrió hasta época relativamente moderna.
El mismo Pérez Beato desmiente su afirmación anterior cuando en su obra Ingenieros cubanos (103), hablando del plano del proyecto de fortificación de la loma de Aróstegui (del Príncipe hoy) firmado por Silvestre Abarca (1767) dice que entre los pasos estratégicos se señalan en el plano el camino de San Antonio y el Camino de la Chorrera: el camino de San Antonio Chiquito, que llevaba al Cementerio de Colón y al puente de la Madama, era precisamente el que nos acaba de trazar en La Habana antigua (104); si además de éste se señala en el plano el camino de la Chorrera, no hay duda de que el camino de San Antonio no era el camino de la Chorrera, sino otro más al sur y por la falda posterior de la loma, según está indicado por mí con reiteración (105).
En la primera parte de esta Historia local de La Habana: La Habana de Velázquez, queda estudiada la dirección y alcance de cada uno de los caminos que llevaban entonces de la villa al río (el de la Playa, el del Arcabuco, el de la Estancia del Rey, el de la Chorrera, etc.) Veamos ahora como andando los años se fueron multiplicando los caminos y abriendo las calles actuales, las más importantes de las cuales siguen la dirección de los antiguos caminos.
Anteriormente, al hablar de los motivos que hubo para el traslado del nombre de la Chorrera, de Puentes Grandes a la desembocadura del río, se explicó cómo el viejo camino de la Playa se trazó por esta época algo tierra adentro, siguiendo tal vez la dirección de la calle Calzada actual en el Vedado, como vía de comunicación más cómoda y directa con el torreón que se levantó en la boca del Almendares hasta pasar el río por el puente de hierro de hoy. El desarrollo del barrio del Carmelo y del de Medina así como la construcción de la “línea” del tranvía a Marianao (es significativo que la vieja línea, la de “zanja“, corría por las inmediaciones del antiguo camino de la Chorrera), facilitó poco más que en nuestros días la apertura e importancia de la calle de Línea en el Vedado que cruza el río por el puente de hierro de las vías del tranvía. Una desviación del camino de la Chorrera viejo, poco más allá de la ermita de San Luis Gonzaga, en el comienzo de la loma del Príncipe, subiendo hacia lo que fué ermita de San Antonio Chiquito, sería el comienzo del camino de este nombre, que siguió aproximadamente la dirección de la actual calzada de Ciénega y Zapata y, pasando por las tapias de la finca que fué más tarde Cementerio de Colón, se precipitaba cuesta abajo en difícil y empolvada cuesta hasta el río Almendares, que cruzaba por el puente de madera llamado de la Madama, antecesor del espléndido puente actual de la calle 23.
El desarrollo de la parte alta del Vedado dió prestancia y categoría a otro camino que se había ido abriendo por entre manglares y bosque un poco más abajo del camino de San Antonio y que enlazaba la antigua Pirotecnia (loma de la Universidad de hoy) con el Puente de la Madama: la calle 23. Esto ha venido a quedar (culpas del triunfo del motor de explosión sobre el eléctrico y del automóvil sobre el tranvía) como vía más importante de comunicación entre La Habana, Marianao y Pinar del Río, haciéndonos casi olvidar las viejas y clásicas comunicaciones.
Nos quedaba a nosotros, a los amantes de las antigüedades habaneras, la tarea de reivindicar los viejos caminos y de sacarlos del olvido y a la superficie desde el fondo del obscuro en que los tienen sepultados el tráfico loco y la suntuosidad vertiginosa de las calles y avenidas de La Habana cosmopolita de hoy.
Notas:
(100) Se insiste en el siglo XVII sobre esta distancia exacta, como ya se había expresado en el XVI. (Vid. supra n. 27 y 96).
(101) Publicada por Irene A. WRIGHT en Historia documentada de San Cristóbal de la Habana en el siglo XVI, Habana, 1929, tomo I, p. 300.
(102) Manuel PÉREZ BEATO, Habana antigua, tomo I, (único publicado). Habana, 1936, p. 26-27.
(103) Manuel PÉREZ BEATO, Ingenieros cubanos, Habana, 1941, p. 88.
(104) Antes que el actual puente, de moderna construcción, sobre el Almendares, por la calle 23. (Cfr. Félix PÉREZ: El puente Almendares o puente Asbert, en Arquitectura, Habana, año XII (1944), p. 12-14), existió durante muchos años un pontezuelo de madera sobre pontones en el fondo del tajo que allí hace el río, llamado Paso de la Madama, por una famosa casa de cierta francesa no menos famosa.
Probablemente fué éste en otro tiempo la Puente Nueva en el Vedado que nos habla el siguiente acuerdo de 1 de febrero de 1776 (Actas, fol. 25 r.-25 v.) :
“En el paraje de la Puente Nueva está establecido un corte de leña de los manglares que sirven de resguardo a los muros de dicho puente“.
El corte lo tenía establecido sin licencia D. Miguel de Chaves, Fiel de Rentas, “para una novedad que no tiene otro objeto que el de la aplicación a la labor de aguardiente de caña“, y se manda suspender. Según declaración de los albaceas de Güemes y Horcasitas, que se ha citado anteriormente, fué este gobernador quien mandó hacer la Puente Nueva de que se trata. (Actas, sesión de 2 de abril de 1757, fol. 178 v., apartado número 8).
Corriente abajo, entre el actual puente de la calle 23 y el del paso del tranvía, de hierro, hubo hasta tiempos relativamente recientes, una barca-pontón pública para pasar de una a otra orilla.
(105) En el cabildo de 7 de octubre de 1575, Francisco de Calona se refiere a un sitio que tiene concedido junto a la Anoria (hacia la actual plaza de la Fraternidad) en el “camino rreal que va desta villa para la Chorrera“, y por donde se pensaba que pasaría la zanja, que por entonces se estaba haciendo (Actas capitulares, II, fol. 143 v.).