Por Olivia Lima Matos, especialista de la biblioteca
En ocasión del 55 aniversario de la fundación de la Biblioteca Pública Rubén Martínez Villena, el editor e investigador Esteban Llorach Ramos en la mañana del 23 de febrero obsequió a la institución 55 libros, de su colección personal, autobiografiados por sus autores.
A continuación se reproducen las palabras del destacado escritor en el acto de entrega de los títulos donados.
La Habana, 23 de febrero de 2015
Queridas amigas y amigos de la Biblioteca Pública Provincial Rubén Martínez Villena de La Habana (y aclaro el lugar porque al menos dos otras activas bibliotecas se honran con el nombre y el ejemplo del poeta / revolucionario Rubén Martínez Villena):
La capital entera –mejor aún, el país en su conjunto– festeja hoy y los felicita por sus cincuenta y cinco años de incansable, fervoroso y útil trabajo como corresponde a quienes se han inspirado en los grandes bibliotecarios que les han precedido en la Biblioteca de la Universidad de La Habana (creada en 1728); en la Biblioteca de la Sociedad Económica de Amigos del País (nacida en 1793), y en las bibliotecas provinciales Gener y del Monte en Matanzas (1828) y Elvira Cape de Santiago de Cuba (1899) por solo citar algunas de las que han ayudado a forjar a nuestro pueblo.
Antecesora de la Villena fue la Biblioteca Municipal de La Habana, creada en 1920 por el Departamento de Cultura de la Secretaría de Educación.
Desde su nacimiento el 24 de febrero de 1960 por el Ministerio de Hacienda, la Biblioteca Pública Rubén Martínez Villena ha tenido ante sí el reto del ejemplo de la inmensa y compleja labor desplegada por insignes bibliotecarias y bibliotecarios (como soy de Matanzas, me gustaría mencionar que el revolucionario Carlos M. Trelles – 1866 – 1951–, terminada la guerra de 1898, trabajó como bibliotecario en la Biblioteca Pública de Matanzas).
A partir de 1980, la Biblioteca Villena alterna los servicios de información con la asesoría y orientación técnico-metodológica a las bibliotecas de la capital. Desde 1989 es designada oficialmente como Biblioteca Provincial y en 1998 ocupa este actual edificio, en sus orígenes perteneciente a los Condes de Jaruco, y luego, reconstruido la Embajada Norteamericana.
Abnegación, ejemplo, desinterés y cultura están presentes en el relato “Locura de amor” de la entrañable Renée Méndez Capote, quien rinde homenaje en él a las bibliotecas cubanas.
Recordaba lo anterior frente a la Galería Eduardo Muñoz Bachs que atesora –gracias a la Oficina del Historiador– los retratos de quienes han obtenido los premios de la crítica literaria La Rosa Blanca de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), otorgados en el género de literatura para niños y jóvenes, entre quienes se encuentran el pedagogo / poeta Raúl Ferrer y la magistral narradora de cuentos Haydée Arteaga Rojas, adalides en la formación de las nuevas generaciones.
Recordé, asimismo, el particular empeño de la Sala Juvenil de esta biblioteca por atesorar los libros y las firmas de los autores cubanos, y me pregunté cómo congratular a cada trabajadora-trabajador de la Villena. Bien pensado era obvio, por eso he donado, por su valor testimonial, 55 libros autografiados por sus autores, quienes a su vez se encuentran en el Diccionario de autores de la literatura infantil cubana –todavía en imprenta– de Ramón Luís Herrera y Mirta Estupiñán, labor investigativa en la que los colectivos de las bibliotecas cubanas, y de esta en especial, han tenido tenaz y fructífero empeño.
Gracias, Biblioteca Villena, por ser no solo cofre, caja y casa para nuestros libros sino aliento para nuestro espíritu.
Mi admiración y cariño,
Esteban Llorach Ramos
Presidente de la Sección de LIJ de la Asociación de Escritores de la Uneac