Mi vida es una senda trazada en el destino,
y voy por mi sendero tratando de vencer;
sufriendo mil dolores, a fuer de peregrino,
y a fuer de peregrino, creyendo en el placer.
Enfrente el horizonte, con alborear divino,
promete que mis sueños cumplidos han de ser;
detrás, donde se agolpan las brumas del camino,
resurgen las queridas imágenes de ayer.
Yo voy por esta senda, que llega a lontananza,
llevando mis dos hijos, Recuerdo y Esperanza,
con angustia suprema que no acaba jamás,
porque van mis dos hijos en batalla constante;
la Esperanza queriendo lo que mira delante…
y el Recuerdo llorando lo que deja detrás…!
Rubén Martínez Villena
La pupila insomne ( 1921)